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Poema de amistad: niñas

Actualizado: 9 oct

Madrid y Galicia del 2025

Otoño. 


Niñas jugando con otras niñas

cuidando a otras niñas

sosteniendo algo invisible

que le queda pequeño a los tobillos y a la palabra vínculo. 


No te absorben e igual te priorizan

te empujan con una mirada crítica 

te buscan y te encuentran 

no te temen, te mantienen

aparcan la incertidumbre

no polarizan

no se victimizan

son tu ser de visita en otro ser    


Ni ajenas, ni migrantes, ni pasajeras. 

Me aferro a las amigas altamente bondadosas

expansivas, ciegas y sin escrúpulos porque. 



Que la poesía sea vuestro lenguaje

y el cuerpo os enraice para crear desde la tierra,

pero siempre mirando hacia arriba,

allá donde se gestan los sueños, donde habita el espíritu.


Y baila y baila y baila con su brillo turquesa,

que la música retumbe en vuestras sonrisas

y se acompase a la percusión de vuestros corazones. 


Cuando eso suceda, ama a esa estrella con mucho presente y gratitud,

sabiendo que cada momento es valioso,

ámala tan bien que mañana puedas dejarla ir,

comprende que el desapego mantiene su brillo intacto, incluso lo hace crecer, 

con ese valor añadido de certeza y confianza.  


El amor a las amigas, no el idealizado 

sino el trazado y soportado

el espejo que te muestra a la otra siendo ella 

con sus increíbles rascacielos y precariedades.    


Quiero a mis amigas y conozco sus bondades:

como los astrónomos a las estrellas

como los marinos al mar y cómo los agrónomos a la tierra.

Como me enseñó mi madre a amarlas, 

como a la familia entrañable y al hogar inmóvil. 



Tan emocionante ese flechazo repentino 

y esa admiración necesaria del sano querer.

Si encuentras a otra estrella que brilla, 

ten por seguro que reconocerás su vibración a miles de kilómetros. 


Aciertos y desaciertos tirados a sus espaldas 

no hay juicio, ni pena, ni verguenza.

Nos viven, nos disfrutan, nos celebran

y como un cuenco vacío

soportan nuestras aguas y 

las sonrisas que asomamos 

por cientos de nubes claras y esponjosas.  


Naturalizamos salir a la vida 

y encontrar a una desconocida en un paradero

lejana, única e imperfecta como nosotras. 


Abrir con ellas  una ventana

sin saber cuando  juntas o solas  vamos cerrar una puerta. 

Ella se monta en el avión del drama y hace de  azafata 

corre si algo  te duele  como si le doliera a ella

quitando mientras - bailamos - el sudor que nos mata.  


Ser como niñas. Niñas, 

encontrar nuestros “amarillos”. “Amarillos”.

Esos vínculos entre el amor y la amistad, únicos y reales. Únicos y reales,  únicos y reales,  únicos y reales.

que se gestan despacio y tejen sus raíces con calma. Calma,  calma, calma.

Entramado de conexiones que no se ven, pero se sienten profundo. 


Atte: Patricia Fernández y Una Andrea Más





poema amistad. Niñas

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