Categoría: relato
Colombia, septiembre 2017
Amanecí atascada en el Himalaya, la nevada me quemaba los ojos y los dedos de los pies estaban más que helados, es más, creo que no los sentía.
La temperatura me provocaría un paro, el corazón latía con tanta fuerza que solo yo escuchando el cuerpo sabía qué podía suceder, se me encharcaron los ojos pidiendo auxilio, la boca estaba tan quemada que no abría para sacar ningún sonido.
Nadie estaba, nadie me veía, solo las montañas, solo el sol que quemaba, solo el viento que tumbaba, eso y el dolor en la circulación me decían que todavía vivía.
Esa podría ser la última oportunidad, me abracé el abdomen y lloré, calentando mis manos contra el ombligo y con las gotas tibias que caían en mi cara recuperé un mínimo de calidez, con una energía como la que apenas prende una candela gastada, recordé momentos peores, en los que había sobrevivido con signos inferiores y que esta no sería la ocasión de morir, menos así... a manos de otros.
Una Andrea Más en el
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