Categoría: Relato
Colombia, mayo 2020
El hecho de ser buenas e impecables es algo que sigue vivo, muy vivo, pero pienso en cómo sería años atrás y me da escalofrío. Por lo que sé, mis bisabuelas fueron mujeres jodidas, con carácter fuerte, dispuestas a no depender de lo que dijeran lo demás de ellas.
Los últimos meses me han hecho reflexionar sobre ellas, mis abuelas y mi mamá, y desde ahí he venido con un deseo de entender quiénes eran y qué las movía, tal vez muchos de sus rasgos están implícitos en lo que soy yo.
De ellas dicen cosas como que eran rebeldes para su época, libres diría yo, algunas muy sonrientes y familiares, otras un poco más serias y secas. Mis abuelas se han marchado y mi manera de honrarlas es siendo fiel a mí.
Mi mamá me ha visto en las mejores expresiones humanas, fraternas, amorosas y honestas, y en las más agresivas, irónicas y egoístas… creo que al decirle este domingo ¡feliz día mamá! lo único que tengo para decir es gracias por no rendirte con esta relación.
Considero que el hecho de seguir poniendo en las publicidades que son mujeres puras y buenas es desastroso, que la creatividad debe obligarse a ir más allá, y el reto es desde todos los campos abarcarlo, considerando que su maternidad nos tiene acá, pero que sus luchas también lo han hecho.
Nadie ha hablado de dejar el romanticismo de lado, pero fijémonos más en sus destrezas, en sus habilidades persuasivas, artísticas, administrativas, deportivas, estrategas. Mi mamá ha sido una tesa, manejando su vida, la nuestra y lo de todo que vive en esta casa.
Ella no grita y es muy paciente, pero cuando considera que es suficiente se “dispara” así le digo yo. Y aunque me choca, también me alegra saber que en ella vive una mujer extremadamente generosa con todo, hasta con ella misma y con sus límites.
Es intensa con las cosas que le preocupan, quiere saberlo todo, es maldadosa y se ríe fácil como yo. Creo que nunca me ha alzado la voz, pero es fuerte con sus acciones, ella me enseñó a mostrarme vulnerable pero con dignidad.
Como todas las relaciones en esta nos hemos equivocado, más yo que ella, porque de lejos es más sabia, igual admiro nuestra manera natural de perdonarnos. Lo único que he entendido es que cuando uno crece se da cuenta que las mamás son tan reales como una.
Una Andrea Más
Foto: Lee Miller y el Surrealismo en Gran Bretaña.
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